Myolastan: La AEMPS ha retirado definitivamente este relajante muscular

Pastillas

Desde el pasado lunes 1 de julio de 2013 ya no se puede recetar ni dispensar tetrazepam, cuyo nombre comercial más conocido es Myolastan, en España.

Este medicamento es usado sobre todo como relajante muscular y para dolores agudos provocados por contracturas, especialmente en la espalda y el cuello, pero se han detectado reacciones en la piel.

El Grupo Europeo de Coordinación (CMDh) de la EMA, del que forman parte todas las agencias de medicamentos europeas, ha evaluado el caso tras recibir un informe desfavorable del Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia (PRAC).

En un comunicado, la EMA señala que ha comunicado su decisión a la Comisión Europea (CE) para que tome una decisión en todo el territorio de la UE. La Agencia Europea del Medicamento puntualiza que los beneficios del fármaco no superan a los riesgos asociados con su consumo.

La investigación del Grupo Europeo de Coordinación de la EMA respondió a las advertencias de que el fármaco había producido unas reacciones graves en la piel en Francia.

Entre las reacciones identificadas figuran el llamado síndrome Stevens-Johnson(un eritema grave que afecta a la piel y a las mucosas, causando vesículas, úlceras y otras lesiones),, la necrólisis epidérmica tóxica(que provoca la aparición de ampollas y descamación), el eritema multiforme y una erupción cutánea con eosinofilia (leucocitos).

El PRAC concluyó que el tetrazepam está asociado con un riesgo, aunque bajo, de reacciones cutáneas, señala la EMA. La agencia aconseja a los pacientes que estén tomando este medicamento que no dejen de consumirlo de manera repentina sin antes recibir la recomendación de su médico.

En el análisis preliminar de la EMA se indica que de los seis países en los que se comercializa el medicamento «la exposición es especialmente elevada en España»; seguida, «a menor nivel, de Francia y Alemania».

En España El 3% de la población los consume de manera habitual y un 16% lo hace de manera esporádica a lo largo de un año.

Más información en la AEMPS y en la OCU.

Hoy comemos los seis en IKEA por ocho euros

Mi gran amigo Carlos dejó caer esto en mi buzón de correo hace unos días.

Cuando lees artículos como éste, y sabes que son verdad porque tu
estas viendo la miseria que hay en muchas familias, se te revuelven
las tripas al pensar que hace muy pocos años eramos la 8ª potencia
ecónomica mundial y que estamos así gracias a una «casta» de
expoliadores, corruptos, derrochadores y sinverguenzas que se
aprovecharon de las circunstancias, y que ¡¡aún hoy siguen
enriqueciendose y viviendo como reyes!! ¡¡Como tenemos paciencia para
aguantar estas cosas!! Y SOBRE TODO ¡¡Hasta cuando vamos a seguir
tolerando esta situación que han provocado unos cuantos y que todos
sabemos quienes son!! …..

HOY COMEMOS los seis EN IKEA POR 8 EUROS
por GONZALO SUÁREZ

Perritos a 50 céntimos, albóndigas a un euro… Personas en apuros
recurren> a las ofertas de Ikea para comer caliente. Un cliente:
«Quien pasa hambre es> porque quiere» La mujer se plantó ante el
mostrador de Puri, en la cafetería> del Ikea de Murcia, al caer la
tarde. En una mano llevaba un billete de> cinco euros; en la otra, un
repóker de niños hambrientos. Pidió cinco menús> infantiles: pasta,
yogur y zumo a un euro por cabeza. -Cocinera, ¡échanos más macarrones,
que tenemos hambre!-, aullaban los chavales. -Hágales caso. Ellos
tienen hambre… y yo no tengo más dinero-, terció la mujer. La
cocinera se conmovió ante la escena. Así que, disimuladamente, sirvió
un cacito extra a cada niño. «Eso sí, la madre se quedó sin cenar»,
recuerda. La cafetería de Puri, como la de las 18 tiendas de Ikea en
España, lleva meses a reventar. Y no sólo de clientes que toman un
tentempié mientras amueblan la casa. También hay personas en apuros
económicos que combaten el hambre con las ofertas de la empresa sueca.
«Desde que empezó la crisis, esto es el no parar», resopla la
cocinera.

En Ikea se puede comer todo un día por sólo tres euros. De desayuno,
café y un bollo: 50 céntimos. De comida, un menú infantil: un euro. De
merienda, un perrito caliente: medio euro. Y, de cena, diez albóndigas
con puré de patatas y salsa de arándanos: otro euro. Más barato que
cocinar en casa. De ahí que hayan surgido auténticos expertos en
exprimir estas ofertas. Como Israel, de 36 años, y Cecilia, de 28, que
visitan dos veces a la semana el Ikea de Alcorcón (Madrid), a los que
hoy se ha unido la madre de ella, María Luisa. Por sólo 5,80 euros,
cenan los tres: dos raciones de albóndigas, tortitas con nata, más
pan, café y refresco. El trío explota todas las rendijas del sistema.
El café les sale gratis porque tienen la tarjeta Ikea. El refresco es
rellenable, así que comparten un vaso entre todos. Y los días que no
hay oferta de albóndigas, se contentan con el menú infantil. «Con eso
cenas… Aquí quien pasa hambre es porque quiere». Así, algunos han
convertido Ikea en una especie de comedor social.

En el Ikea de Jerez, tres matrimonios con hijos cenan allí casi todos
los días. Piden albóndigas más un refresco para compartir. Los días
especiales, añaden un cucurucho de helado para los niños. La familia
duerme con el estómago lleno por cuatro o cinco euros. «Ni McDonald´s
puede competir con esto», coinciden Silvia y Rubén, dos inmigrantes
mexicanos que cenan albóndigas y refresco de cola en el Ikea de
Hospitalet. «Es bueno. Es barato. Y el lugar es cómodo».

Cuando fundó Ikea, Ingvar Kamprad solía decir: «Un estómago vacío no
compra muebles». Ahora, la crisis ha falseado esta sentencia. Cada vez
más clientes utilizan el atajo semioculto que permite saltarse el
laberinto de muebles y plantarse directamente en la cafetería. «Muchos
sólo vienen a comer», confirman los sindicatos. En Ikea no facilitan
estadísticas sobre este fenómeno. En cambio, sí que confirman que han
modificado su política de precios por la crisis. «Este año hemos
reducido los precios de nuestros productos de alimentación más
vendidos para que todo el mundo pueda comer comida de calidad a buenos
precios», dice Kevin Johnson, director del área de restauración de
Ikea. Seis millones de perritos, 16 millones de albóndigas… Las
cifras de ventas son colosales. En total, sus cafeterías facturaron
55,67 millones de euros el año pasado, un 23% más que en 2009. Y eso
que han recortado sus precios, lo que significa que el volumen de
comida que han servido crece todavía más.

En Alcorcón, nada hace intuir esta tendencia. La clientela parece la
de siempre: jóvenes que montan su primer hogar, familias cargadas de
muebles… Pero, entre el gentío, se detecta a los que sólo han venido
a comer. El jubilado que rellena el café tres o cuatro veces. El
cuarentón que recicla un vaso de la basura para tomar un refresco
gratis. Los clientes que remolonean hasta las 17:00, cuando entra en
vigor la oferta de las albóndigas a un euro.

Entre los adictos de los meatballs está la familia Navarro-Sayabera.
Por ocho euros, cenan seis: el matrimonio (Ana y Juan Jesús), los
niños (Marcos e Irene) y los suegros (Rosa y Simón). Entre todos, dan
buena cuenta de una ensalada y seis platos de albóndigas. -¿Por qué
vienen a Ikea? -Mi mujer está en paro. Yo monto ascensores y ya sabes
cómo está la construcción… Hay que ahorrar-, cuenta Juan Jesús. El
fenómeno es cada vez más habitual en España. Aunque, de momento, ha
pasado desapercibido. Aquí no se han producido las protestas de
Bélgica, donde la patronal de hosteleros invitó a 200 vagabundos a
Ikea para denunciar su «competencia desleal». «Tras ver las albóndigas
por un euro, la gente tratará los restaurantes normales como
ladrones», dijo su presidente.

Muchos restauradores no entienden cuál es el negocio de vender diez
meatballs a un euro.

Y la respuesta es simple: en realidad, no es un negocio. «Ikea concibe
la venta de comida como un servicio, no como una actividad de la que
sacar beneficio», explica una portavoz de la multinacional sueca.
Gracias a la cafetería, Ikea consigue que sus clientes se queden más
tiempo en su local. Además, los precios ajustadísimos afianzan su
imagen low cost. Tras la paliza de recorrer la tienda, lo último que
ve el cliente es un perrito a 50 céntimos. Pese a estas irresistibles
ofertas, las cafeterías de Ikea ganan dinero. O, al menos, no lo
pierden.

«Teniendo en cuenta que en 2011 se vendieron 16 millones de
albóndigas, en raciones de 10, 15 o 20 unidades, no es difícil
entender que los grandes volúmenes permitan generar lo suficiente para
pagar los costes de estructura», explican en Ikea. Pero esta jerga de
MBA no está en la mente de las personas en apuros que visitan sus
instalaciones.
En el Ikea de Badalona, por ejemplo, un hombre demacrado almorzaba
todos los días dos perritos calientes y varios vasos de refresco.
-Señor, que esto no es sano-, le decía la responsable del tenderete.
-Ya, hija, pero no puedo permitirme otra cosa. Hace semanas que el
cliente no aparece a su cita diaria. «Estoy preocupada», admite la
camarera. De vuelta a Murcia, Puri recuerda a la pareja que pidió
cuatro raciones de albóndigas: dos para comer en el momento, otras dos
para un tupper. O el matrimonio de ancianos que, avergonzados, le
pidieron comida gratis. «Saqué dinero de mi taquilla, me puse a la
cola y les invité a cenar…», recuerda. «A veces, este trabajo te
parte el alma». No tengo palabras….. Esto se lo debemos a los
sinverguenzas, de uno y otro signo, que nos gobiernan…………
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Una página de periódico es el mejor reflejo de la España real, que
sintetiza los frutos del sistema partitocrático que padecen los
Españoles No es una anécdota sólo, se puede elevar a categoría. Es un
reflejo de la miseria que sufren millones de Españoles, mientras
cierto partidos del sistema, ocupando las administraciones públicas,
derrochan el dinero que se quita a los españoles coactivamente, de
forma legal.

Aria reflexión de nuestra vergüenza

Se puede localizar en internet sin más que poner el nombre de la corresponsal (Stefanie Claudia Müller)

Traducción de un artículo publicado el jueves en varios periódicos económicos alemanes, por su corresponsal en España. Es un poco largo, pero merece la pena.

«Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los gobiernos de Alemania y España, acompañados de un nutrido grupo de empresarios, y donde seguro hablarán sobre las condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a España o a su sistema bancario. En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con gran expectación que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal Constitucional alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad o no del rescate europeo y las obligaciones derivadas para los alemanes.

En Alemania crece la critica contra la supuesta «mentalidad de fiesta» de los españoles; en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta dureza de la canciller Merkel. Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan ambos gobiernos y la mayoría de los medios.
España no es Grecia, pero España puede ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.

España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones políticas. Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado.

Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público -234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011-, excluyendo la Seguridad Social -23.000 millones-, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente inaceptables.
Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con lo dicho, nada tienen que ver con salarios demasiado altos -un 60 % de la población ocupada gana menos de 1.000 euros/mes-, pensiones demasiado altas -la pensión media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE-15- o pocas horas de trabajo, como se ha trasmitido a veces desde Alemania. A España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel.
La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista. Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país.
Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.

Las ayudas para España, igual que para otros posible candidatos de rescates, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados. En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos. ¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar los fondos de la UE? Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren que la UE investigue sus cuentas.

Control estricto y duras condiciones. Ya el caso de Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un control estricto y condiciones duras. Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa . Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden eliminar. Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente venales.

La pasada semana el ministro de Industria Soria -imputado también por corrupción urbanística en Canarias- acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de Ministros de favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa, de la que había sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que reciben más de 7.000 millones de euros de subvenciones anualmente. Y Rajoy, al que entregó una carta probatoria, ni dijo ni hizo absolutamente nada.

No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a
17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a
520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna. En conjunto, unos
120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.

Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero.
Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes. El déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos). Pero lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa. 101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.

El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España. En noviembre de 2011, el Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres meses para calcularlo con toda precisión. A finales de marzo, se dijo que definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas.
Dos semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.

Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después, Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011. Lo único que sabemos es que están todas infravaloradas. El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y en
2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa. Como dice el Gobierno de Rajoy, «estamos en la senda de convergencia». Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.

Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de representatividad y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro. Esto es lo que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall para toda Europa.

Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera, muchos en Alemania. Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD. La antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.

Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica de su Historia. Es un sistema corrupto e ineficiente. La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas. En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.»

*Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista

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