Hoy no han dejado de gritar en la oficina. Todo el mundo defendiendo su barreño como buitres.
En el palacio de los deportes hay unas escaleras donde no se escuchan. Solo la gente pasar. Y hoy ademas hace un sol muy agradable.
Y una paloma juega a esquivar pies para picar algo que hay pegado en la acera. Creo que dulce dehelado de chocolate estrellado sobre particulas de galleta pisada sobre lecho de cemento. Imagino el disgusto del niño que debió pasar por aquí hace no mucho.
Las emociones debían ser como las leyes de la termodinámica. La tristeza infantil era ahora felicidad y deleite para unas cuantas palomas de ciudad. Las emociones no se crean ni se destruyen, se convierten.
Vuelta al escenario. La funcion continua. Y con ella los gritos, razón de mi triste nomina de la alcarria con patatas a la importancia. Pocos ceros en su aderezo y sosa para mi gusto. Deleite de algún pájaro gordo y trajeado que se relame desde la ultima planta del edificio de oficinas.