El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento.
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Charla de silencio
Hoy comemos los seis en IKEA por ocho euros
Mi gran amigo Carlos dejó caer esto en mi buzón de correo hace unos días.
Cuando lees artículos como éste, y sabes que son verdad porque tu
estas viendo la miseria que hay en muchas familias, se te revuelven
las tripas al pensar que hace muy pocos años eramos la 8ª potencia
ecónomica mundial y que estamos así gracias a una «casta» de
expoliadores, corruptos, derrochadores y sinverguenzas que se
aprovecharon de las circunstancias, y que ¡¡aún hoy siguen
enriqueciendose y viviendo como reyes!! ¡¡Como tenemos paciencia para
aguantar estas cosas!! Y SOBRE TODO ¡¡Hasta cuando vamos a seguir
tolerando esta situación que han provocado unos cuantos y que todos
sabemos quienes son!! …..
HOY COMEMOS los seis EN IKEA POR 8 EUROS
por GONZALO SUÁREZ
Perritos a 50 céntimos, albóndigas a un euro… Personas en apuros
recurren> a las ofertas de Ikea para comer caliente. Un cliente:
«Quien pasa hambre es> porque quiere» La mujer se plantó ante el
mostrador de Puri, en la cafetería> del Ikea de Murcia, al caer la
tarde. En una mano llevaba un billete de> cinco euros; en la otra, un
repóker de niños hambrientos. Pidió cinco menús> infantiles: pasta,
yogur y zumo a un euro por cabeza. -Cocinera, ¡échanos más macarrones,
que tenemos hambre!-, aullaban los chavales. -Hágales caso. Ellos
tienen hambre… y yo no tengo más dinero-, terció la mujer. La
cocinera se conmovió ante la escena. Así que, disimuladamente, sirvió
un cacito extra a cada niño. «Eso sí, la madre se quedó sin cenar»,
recuerda. La cafetería de Puri, como la de las 18 tiendas de Ikea en
España, lleva meses a reventar. Y no sólo de clientes que toman un
tentempié mientras amueblan la casa. También hay personas en apuros
económicos que combaten el hambre con las ofertas de la empresa sueca.
«Desde que empezó la crisis, esto es el no parar», resopla la
cocinera.
En Ikea se puede comer todo un día por sólo tres euros. De desayuno,
café y un bollo: 50 céntimos. De comida, un menú infantil: un euro. De
merienda, un perrito caliente: medio euro. Y, de cena, diez albóndigas
con puré de patatas y salsa de arándanos: otro euro. Más barato que
cocinar en casa. De ahí que hayan surgido auténticos expertos en
exprimir estas ofertas. Como Israel, de 36 años, y Cecilia, de 28, que
visitan dos veces a la semana el Ikea de Alcorcón (Madrid), a los que
hoy se ha unido la madre de ella, María Luisa. Por sólo 5,80 euros,
cenan los tres: dos raciones de albóndigas, tortitas con nata, más
pan, café y refresco. El trío explota todas las rendijas del sistema.
El café les sale gratis porque tienen la tarjeta Ikea. El refresco es
rellenable, así que comparten un vaso entre todos. Y los días que no
hay oferta de albóndigas, se contentan con el menú infantil. «Con eso
cenas… Aquí quien pasa hambre es porque quiere». Así, algunos han
convertido Ikea en una especie de comedor social.
En el Ikea de Jerez, tres matrimonios con hijos cenan allí casi todos
los días. Piden albóndigas más un refresco para compartir. Los días
especiales, añaden un cucurucho de helado para los niños. La familia
duerme con el estómago lleno por cuatro o cinco euros. «Ni McDonald´s
puede competir con esto», coinciden Silvia y Rubén, dos inmigrantes
mexicanos que cenan albóndigas y refresco de cola en el Ikea de
Hospitalet. «Es bueno. Es barato. Y el lugar es cómodo».
Cuando fundó Ikea, Ingvar Kamprad solía decir: «Un estómago vacío no
compra muebles». Ahora, la crisis ha falseado esta sentencia. Cada vez
más clientes utilizan el atajo semioculto que permite saltarse el
laberinto de muebles y plantarse directamente en la cafetería. «Muchos
sólo vienen a comer», confirman los sindicatos. En Ikea no facilitan
estadísticas sobre este fenómeno. En cambio, sí que confirman que han
modificado su política de precios por la crisis. «Este año hemos
reducido los precios de nuestros productos de alimentación más
vendidos para que todo el mundo pueda comer comida de calidad a buenos
precios», dice Kevin Johnson, director del área de restauración de
Ikea. Seis millones de perritos, 16 millones de albóndigas… Las
cifras de ventas son colosales. En total, sus cafeterías facturaron
55,67 millones de euros el año pasado, un 23% más que en 2009. Y eso
que han recortado sus precios, lo que significa que el volumen de
comida que han servido crece todavía más.
En Alcorcón, nada hace intuir esta tendencia. La clientela parece la
de siempre: jóvenes que montan su primer hogar, familias cargadas de
muebles… Pero, entre el gentío, se detecta a los que sólo han venido
a comer. El jubilado que rellena el café tres o cuatro veces. El
cuarentón que recicla un vaso de la basura para tomar un refresco
gratis. Los clientes que remolonean hasta las 17:00, cuando entra en
vigor la oferta de las albóndigas a un euro.
Entre los adictos de los meatballs está la familia Navarro-Sayabera.
Por ocho euros, cenan seis: el matrimonio (Ana y Juan Jesús), los
niños (Marcos e Irene) y los suegros (Rosa y Simón). Entre todos, dan
buena cuenta de una ensalada y seis platos de albóndigas. -¿Por qué
vienen a Ikea? -Mi mujer está en paro. Yo monto ascensores y ya sabes
cómo está la construcción… Hay que ahorrar-, cuenta Juan Jesús. El
fenómeno es cada vez más habitual en España. Aunque, de momento, ha
pasado desapercibido. Aquí no se han producido las protestas de
Bélgica, donde la patronal de hosteleros invitó a 200 vagabundos a
Ikea para denunciar su «competencia desleal». «Tras ver las albóndigas
por un euro, la gente tratará los restaurantes normales como
ladrones», dijo su presidente.
Muchos restauradores no entienden cuál es el negocio de vender diez
meatballs a un euro.
Y la respuesta es simple: en realidad, no es un negocio. «Ikea concibe
la venta de comida como un servicio, no como una actividad de la que
sacar beneficio», explica una portavoz de la multinacional sueca.
Gracias a la cafetería, Ikea consigue que sus clientes se queden más
tiempo en su local. Además, los precios ajustadísimos afianzan su
imagen low cost. Tras la paliza de recorrer la tienda, lo último que
ve el cliente es un perrito a 50 céntimos. Pese a estas irresistibles
ofertas, las cafeterías de Ikea ganan dinero. O, al menos, no lo
pierden.
«Teniendo en cuenta que en 2011 se vendieron 16 millones de
albóndigas, en raciones de 10, 15 o 20 unidades, no es difícil
entender que los grandes volúmenes permitan generar lo suficiente para
pagar los costes de estructura», explican en Ikea. Pero esta jerga de
MBA no está en la mente de las personas en apuros que visitan sus
instalaciones.
En el Ikea de Badalona, por ejemplo, un hombre demacrado almorzaba
todos los días dos perritos calientes y varios vasos de refresco.
-Señor, que esto no es sano-, le decía la responsable del tenderete.
-Ya, hija, pero no puedo permitirme otra cosa. Hace semanas que el
cliente no aparece a su cita diaria. «Estoy preocupada», admite la
camarera. De vuelta a Murcia, Puri recuerda a la pareja que pidió
cuatro raciones de albóndigas: dos para comer en el momento, otras dos
para un tupper. O el matrimonio de ancianos que, avergonzados, le
pidieron comida gratis. «Saqué dinero de mi taquilla, me puse a la
cola y les invité a cenar…», recuerda. «A veces, este trabajo te
parte el alma». No tengo palabras….. Esto se lo debemos a los
sinverguenzas, de uno y otro signo, que nos gobiernan…………
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Una página de periódico es el mejor reflejo de la España real, que
sintetiza los frutos del sistema partitocrático que padecen los
Españoles No es una anécdota sólo, se puede elevar a categoría. Es un
reflejo de la miseria que sufren millones de Españoles, mientras
cierto partidos del sistema, ocupando las administraciones públicas,
derrochan el dinero que se quita a los españoles coactivamente, de
forma legal.