“Las inteligencias grandes discuten las ideas, las inteligencias medias los sucesos, y las pequeñas, las personas”.
Proverbio hindú.
“Si todos tirásemos en la misma dirección, el mundo volcaría”.
Proverbio judío
Un grupo de amigos come en un restaurante. Cerca hay una mujer cansada de la rutina que escucha su interior y no hace ruido con los cubiertos. Al fondo una risa encaja en el ambiente sin perturbar el espacio. Las camareras caminan de puntillas. Delicioso el menú. Curioso el coloquio.
Fragmento de Los desapercibidos, noviembre de 2013
Ahora ya puedo decir en voz alta que las imágenes de cabecera de este, mi blog, son fruto de mi insomnio y mi cámara de fotos. Son creative commons. Se pueden usar. De hecho sólo tenéis que decirme cuando y donde saldrán las imágenes publicadas si es que os interesa alguna. Os pongo un enlace sin pensarlo.
Adiós a las default pictures!!! Hola a las Nuevas imágenes personalizadas!!! Espero que os gusten.
Exigencias del Guión by www.exigenciasdelguion.com is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported License.
Hola, necesito que ayudéis con un tema!! Quiero ayudar a una ONG en Madrid que da soporte a familiares y niños con enfermedades congénitas del corazón, se llama Menudos Corazones. Han grabado un video especial, cortito de un minuto más o menos y con mucho cariño en el que han participado muchos amigos sin pedir nada a cambio.
El reto: conseguir cuantas más visitas al vídeo en 24 horas y conseguidas las visitas, la Fundación Telefónica donará una cantidad de dinero para ayudarlos… a seguir ayudando. Cuento contigo y con todas las personas a las que puedas reenviar esto.
Gracias!
homenaje al emigrante: Intento ponerme en el lugar de aquellas personas que a lo largo de la historia se han visto obligadas a abandonar su tierra. El exilio clava en tu alma una espina que te acompañará siempre.
Por mi propia experiencia personal, entiendo el dolor que supone sumar a esa herida la horrible burocracia que requiere ser aceptado el el país de acogida. El ser rechazado por una sociedad egoísta y que no entiende, el que te miren como si fueses un ser inferior sencillamente porque tu acento al hablar fue endulzado por el sol. Y nadie repara en ese alma que llora. En ese drama personal. Y todo son puertas cerradas. Bueno, no todo. No todo el mundo piensa que vayas a robar el pan de unos hijos que aún no han nacido.
Siempre hay almas que pintan tu entorno de vivos colores estando lejos de tu tierra natal. Espero si es este tu caso que tu corazón este caliente en las frías noches del invierno, si estás en una soledad no deseada, que nadie te cierre las puertas y que siempre encuentres el amor y el cariño en cada rincón, en cada situación y en cada obstáculo.
La RAE ya permite y de hecho aconseja que solo se deshaga de su tilde cuando equivale al adverbio de modo solamente.
Así lo ha afirmado Salvador Gutierrez (miembro de la Real Academia Española) que dice que su uso recomendado ya no lleva tilde.
Y como no, al tratarse de un consejo o uso recomendado significa que escribir la tilde no será considerado una falta ortográfica puesto que no forma parte de las llamadas propuestas normativas.
Yo por mi parte seguiré haciendo uso de la tilde para denotar esa nostalgia por lo clásico, por lo antiguo y si se me permite, por lo bello.
Sólo espero no quedarme solo.
Quiero compartir con vosotros este enlace. Lo ví hace tiempo, es sobre el asesinato de Federico García Lorca. Un texto que deja helado el cuerpo y para nada el alma indiferente. Si podéis leedlo despacio como si fuese una bebida muy fría o un plato muy caliente. El gusto que deja al final es exquisito.
Cuando eres preadolescente y te meten con un embudo toda la historia, la literatura y las ciencias, en la mayoría de los casos las engulles sin saborearlas. Eso es exactamente lo que me pasó a mí con Lorca. El libro de la vida te hace regurgitar y analizar despacio cada detalle de la historia, cada poema, cada libro. En definitiva, cada vida.
Vía Luis Miguel Artabe blog.
Habíamos estado pensando qué película ver. Tarde de cine, el plan perfecto. Después de un día de calor y vueltas por la ciudad el sofá era un resort reconfortante para tres despojos sudados y exhaustos. Ella había traído del trabajo un dolor de cabeza monumental. Un dolor que ni la siesta pudo mitigar.
Al caer los últimos rayos del sol decidimos bajar mi amigo y yo a la tienda de ultramarinos a por uno de esos preparados para fajitas. Yo desde el principio dije que no era partidario de esos pre-cocinados industriales congelados. Cada vez más los años iban dejando constancia de un deterioro innegable. Me había convertido en un sibarita de productos frescos. Nada de preparados. Compramos pimientos, cebollas, maíz, pollo… y dejad que me encargue yo. No hubo manera de convencerlos.
Estábamos en la sección de frutas y verduras, comprando algunas delicias para comer al día siguiente en la playa. Nectarinas, albaricoques… ya me estaba imaginando tomando esas delicias dulces y fresquitas bajo un sol sin tregua. No había pesado los pepinos, que ricos con un poco de sal, cuando entró una llamada. Era ella. No pude escuchar lo que decía. Tan sólo que la cara de mi amigo tornó amarga y triste. De pronto aceleró el paso y dijo que ella se marchaba, que ya no se quedaba a cenar. -Lo ha encontrado, el señuelo, la chica de Estados Unidos con la que hablo, la que te dije.
Las redes sociales son una oportunidad para aumentar nuestro ego. Los desconocidos pueden opinar de nuestras opiniones, de nuestras fotos; en definitiva, de nuestra vida. Una casualidad que sumada a una novia desconfiada y aderezada con una mente calenturienta dan como resultado una reacción en cadena de difícil contención. La muchacha había comentado una foto de mi amigo en una de esas redes sociales y habían intercambiado algunas frases cortas. Él me lo dijo, también me contó que ella era desconfiada, que hurgaba en cada rincón cuando tenía ocasión.
Le faltó tiempo. Cuando bajamos a la tienda a comprar la que iba a ser una suculenta cena cogió la tableta digital y entró en cada rincón de su perfil digital, revisó los últimos movimientos, fotos, interacciones, menciones, publicaciones y conversaciones. Y se topó con las frases cortas. Mi amigo ni siquiera la conoce, vive al otro lado del mundo. Lo encontró por casualidad y comentó porque estaba aburrida, sin imaginar las consecuencias. Una muchacha ligera de cascos que publicaba fotos igual de ligeras. Ligeras de tela. Ligeras de ropa. Las frases cortas la llevaron al perfil y del perfil a sus fotos. Entonces ella se hizo arquitecta. Hizo la carrera en tan sólo diez segundos. Construyó en su cabeza un castillo de dimensiones inimaginables. Uno en el que el principe del cuento jamás hubiese encontrado a la princesa atrapada, mucho menos se hubiese topado con el dragón o encontrado el tesoro. El principe que entrase en ese castillo moriría de hambre en su interior.
Mi amigo la quiere. Si no no estaría con ella. Estaría con cualquiera y con ninguna. Estoy seguro de que no había engaño. Tan sólo unas frases cortas y ella construyó el resto. Hizo la bolsa y se quedó en la puerta esperando porque no tenía llave del garaje. Él debía abrirla. Tenía el corazón destrozado, las lágrimas brotando y la respiración acelerada. Construir tanto, tan deprisa es sin duda agotador. Así la encontramos cuando se abrió la puerta del ascensor. Sin duda quería marcharse. No habría ni cine, ni cena, ni nada.
Durante la discusión me fui a la habitación. Cuando pasan estas cosas es mejor no estar en medio. El ser humano suele usar a los amigos como arma arrojadija en estas situaciones tan desagradables. No voy a entrar en detalle de lo que allí sucedió. Sólo diré que las palabras y la razón terminaron por hacerse valer. No negaré que hubo tormenta, pero lo bueno que tiene esta es que suele traer la calma más absoluta.
Me fuí a la habitación del fondo, donde mi amigo había puesto cada uno de sus dientes de leche confiando en el ratoncito Pérez. Y allí permanecí hasta que llegó la calma. La estancia era acogedora, no apta para niños. Todo lleno de figuras, tecnología, cajitas, lamparas, libros, discos, ropa, cuadros, sillas… Recuerdos. Recuerdos de un tiempo pasado que decoraban la habitación a modo de museo; las banderas de la infancia, los premios del campeonato que se jugó en el colegio cuando aún reinaban los noventa en el calendario, la foto de los compañeros de promoción, todos con el cuello partido. Los libros de obligada lectura para el profesor, y los de obligada consulta para un adolescente. Allí estaban cogiendo polvo.
Sonó la puerta de la casa. Sonó despacio. Después el silencio se hizo con todo. Con las sillas, la mesa, los sofás, los muebles, los bustos y las estatuas. Jamás pensé que llegaría a estar solo en este lugar. La vida a veces te sorprende de la forma que menos imaginas. Necesitaba estar solo, lejos de lo cotidiano, y aquí estaba. A miles de kilómetros y solo. Recorrí la casa en silencio, sin tocar nada. Después fui a la cocina y piqué algo de pan con queso de untar. Me serví un vaso de agua fría y volví a lo acogedor del sofá. Eran más de las diez de la noche. Estaba en el lugar, pero no como me imaginaba tan sólo unas horas antes. No hubo cine. Ni cena. Ni risas. Eché un pulso al sofá y me quedé dormido. No siempre se gana. Tampoco siempre se acierta.