El presente es ciego, el futuro no tiene pies y el pasado no tiene cabeza…
Hoy venía en el tren, ajeno, como siempre a lo que se cuece en el mundo. Caí por accidente en primera clase y alguien dejó sobre el tríptico de madera, que hacía las veces de mesa durante el viaje, la prensa del día.
Me llamaron la atención dos noticias. Una estaba dedicada a la guerra en Afganistán. La otra a una vida interrumpida. Dos amputaciones de distinta índole y con distintas repercusiones.
Disponía entre sus recuerdos de una infancia feliz, de muy buenos recuerdos de adolescente y de un sinfín de anécdotas curiosas y divertidas. Recordaba llegar corriendo al colegio con la mochila dando trompicones a su espalda. Jugaba con pistolas de agua y globos como todo el mundo a los ocho años. Las reglas del juego cambiaron hace unos meses. Tenía 25 y toda la vida por delante. En realidad, sigue teniendo 25 y toda la vida por delante, pero ahora ya no será como siempre. Iba en uno de esos «todo camino» Lince por una senda que no voy a calificar porque no es menester (no conozco esos lugares ni sus autopistas de tierra). Un golpe sordo. Confusión. Oscuridad. Calor. Un pitido que dicen durará unos meses. Deberá continuar el resto de su vida sin una pierna porque alguien decidió montar una guerra absurda. Alguien decidió colocar una mina absurda. Alguien decidió organizar una misión absurda, que curiosamente pasaba sobre esa mina absurda en el escenario de aquella guerra absurda. Desconozco cómo se desarrollan las misiones en el exterior. Afirman ser de paz. Esa muchacha de 25 años deberá continuar su vida sin una pierna. Deberá enfrentarse a la vida amputada de una extremidad porque se encontraba en medio de todo. En medio de la nada. Lejos de casa. Y a saber el horror de esas personas dentro de ese coche «blindado». No quiero seguir pensando.
Me da pena que pasen estas cosas. Siento que el mundo se está llenando de mierda, los océanos de plástico y el desierto de sangre. No sé las promesas que hará el gobierno a los que viajan al desierto vestidos de verde militar. Desconozco en este caso si iban por vocación o por necesidad. Anda que si era para ahorrar algo de dinero para aflojar la soga de una hipoteca mal planteada. No puedo opinar sin saber, pero eso no quita para que sienta lástima. ¿Y si fué para intentar demostrar algo a alguien? Son conjeturas sin sustento. Con algo de razón, pero sin sustento.
La otra noticia es sobre un asesinato en Fuengirola. Una sueca que salía de marcha la última noche de sus días España jamás pensó que realmente sería su última noche. 19 años tirados a la basura. Toda una vida por delante. Proyectos, ilusiones, trabajos, investigaciones, conversaciones, experiencias… todo eso, todo, a la basura. El asesino apenas dejó la cabeza unida al cuerpo por el hueso. Me da pena. Leemos estas noticias deprisa. Las escuchamos en televisión en el tiempo que asignan a cada una de ellas y en unos instantes se nos olvidan. Esto es genial para el turismo. La puerta de la habitación donde pasó todo llevaba sobreimpreso un vinilo con el rostro de Dalí. El genio no pudo hacer nada por impedirlo. La amiga de la sueca salvó la vida. Pudo escapar. Cosas que pasan.
Van a conseguir lo que ya han conseguido. Desviar la atención y hacernos de acero. La sangre es zumo de tomate y somos impasibles ante la barbarie. Indiferentes ante el horror. Imperturbables ante la muerte. Entre esto y el cine somos seres preparados para sentir pena sólo en navidad, durante las campañas de las ONG para la ayuda al tercer mundo. Saben que abrimos el corazón durante las navidades porque extrañamos a los que no están. Dejamos entre abierta una puerta en nuestro corazón y aprovechan para darnos la cena, la comida y el postre apuñalándonos con estas campañas. Lo saben. Estás pelando un langostino delante de tu cuñado, al que no soportas, y en ese momento aparece en televisión la miseria y el hambre. Y tú estás hasta las orejas de langostinos. Al borde de la gota y del coma etílico. Y olvidaste cerrar el corazón durante la sobremesa. Lo más impresionante es que se intentamos en vano limpiar una conciencia para la que aún no se ha inventado un quitamanchas efectivo. Y las propias ONGs se echan mierda unas a otras diciendo que su competencia gasta el dinero en lujosos 4×4 que no necesitan
El resto del año salen testimonios de cámara en mano, tipo callejeros, mostrándonos la realidad de algún perroflauta de palo o heredero en prácticas que cuenta sus vivencias que lo habrán marcado para el resto de su vida. La navidad se acerca. Tened cuidado.
Y mucho me temo que nadie hará nada. Como siempre. Unos en la playa, otros nadando en su dinero de corrupción, otros en la cola del INEM.
Hora de NO dormir. Una diecinueve y la otra veinticinco. La última tuvo más suerte. O la primera, según a lo que queramos llamar suerte.
Qué te voy a decir yo…Es absurdo pero parece que se tienen que conformar porque "es su vida", "es lo que eligieron" aunque creo que nadie elige o por lo menos piensa en que su vida se trunque o cambie radicalmente a los 25, o como si es a los 40… Para la tragedía nadie está preparado, ni siquiera ellos mismos…
MGG
Saludos a todos. Estaba surfeando en el internet por diversion y di con tu web. Fabulosa informacion. Gracias por distribuirla.